miércoles, 19 de septiembre de 2012

El Padre de las Novias



Al escuchar mis 'buenos días' el humor del padre parece mejorar y
me los devuelve con una sonrisa cómplice.
No es de extrañar, viene todo de muchos ratos de tertulia,
la mayoría frente a un café, de muchas y largas mañanas camino de alguna
consulta en el hospital.
Y de esa camaradería que aparece cuando somos los únicos hombres
entre tanta mujer nerviosa.








Me deja retratarle junto a la ventana mientras le pregunto qué tal lleva
todo el ajetreo. Sonríe.
Creo que es la quinta boda de una hija a la que asiste. Ya debería estar
acostrumbrado. Y aún así, conforme va completando su vestimenta, primero
el reloj de bolsillo, ahora la corbata, frente al espejo, después la chaqueta...
...prenda tras prenda, su talante va ensombreciéndose.
Como si con cada nueva pieza añadida se activase un mecanismo secreto
por el que girasen los músculos del rostro unos milímetros,
ajustándose poco a poco en un ademán serio.






Le fuerzo a posar de nuevo, por sacarle un poco de sus pensamientos,
y me doy cuenta de que tendré que esperar para volver a retratarle.
Ahora repite por quinta vez un proceso al que quizá no te acostumbres nunca.
Algo parecido a lo que pasa un torero mientras se viste, con una tensa calma,
antes de salir para la plaza.





(Pincha para verlas bien)



No importa, el día acaba de empezar.




.