miércoles, 1 de diciembre de 2010

Maltrato


Cegados por el sentido de la vista aumentamos el poder de una puerta. No vemos a través de éllas.
Aunque el sonido nos llegue como si no existieran, negamos lo sabido por no haber sido visto. Es como si no nos ofendiera nada que no entre por los ojos.
Qué decir...
...que se nos encoje el corazón cada vez que escuchamos otra vez la misma noticia.
Qué vergüenza.
Qué tristeza.