sábado, 8 de agosto de 2009

Conversaciones...


Qué tendrán las ventanas, las farolas y las sombras que no puedo evitar espiarlas contínuamente.
Menos que la caricia caliente del sol que, en un minuto perfecto, se equilibra con la brisa fresca que me rodea y pasa a través de mí, despertando entre risas a cada centímetro de la piel, y ésta me empuja a cerrar los ojos hasta que alguna nube envidiosa quiera o la brisa acabe de pasar.